Confieso que pensé que me iba a costar quedarme a ver este
espectáculo, no sé si era el lugar o mi preconcepto. Lo cierto es que me maravillaron la puesta,
las luces, la música que daban un marco perfecto a una excelente actuación, con
un despliegue corporal y estético de excelencia.
La cárcel de Reading se transforma en la pantalla que
muestra dolor, soledad, encierro contado desde lo corporal, la música y los
textos, que aunque basados en los de Oscar Wilde, me recordaban las dolorosas
críticas de Passolini y a pesar del tiempo, las imágenes de Fellini.
De manera brillante, Gonzalo Moreno, se mete en el cuerpo y
alma de este recluso que se pregunta sobre la marginación, la
"normalidad" de los que viven afuera, la nostalgia, el amor.
Acompaña en forma categórica y muy bien la música
interpretada por Mordisco Stu, elegida con excelente criterio.
Las luces potencian esta performance que Lola Montiel creó
con artística habilidad y solvencia.
Felicito sinceramente a este equipo por este espectáculo
excelente, desde todo punto de vista.
Recomendación:
Imperdible.
María Buscaglia
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