Esta obra se aleja de algo tan común en el teatro de Armando Discépolo
como es su creación: "el grotesco criollo".
En este caso aborda debilidades de la clase alta y sus correspondientes
consecuencias.
Un juez que , casi sin querer, va entrando lentamente en la adicción al
juego y hundiéndose en un mar de deudas, culpas y mentiras a su familia.
A pesar de esto conserva su ideal de honor, lo que hace previsible el
final de la obra.
Sus hijos, ignorantes de esta situación, no se fijan en gastos a los que
están acostumbrados.
Y él, otrora juez incorruptible, honesto y justo, deviene en un náufrago
abandonado en un mar de acreedores que disfrutan de sus ganancias.
Sólo tiene un amigo fiel pero se niega a aceptar su ayuda como
autocastigo impuesto a sus terribles faltas: lo ha perdido todo.
El suicidio es la única salida que encuentra para evitar la vergüenza
sin poder reflexionar el dolor que va a causarle a sus hijos.
Matías Leites ha comprendido el mensaje de esta obra a juzgar por su
impecable puesta que nos hace sentir que estamos en la mitad del siglo pasado,
en un ambiente tenso pero con el control propio de esa clase social.
Muy buenas actuaciones y una escenografía y vestuario acordes al libro y
a la dirección.
Siempre es un verdadero placer ver obras de Armando Discépolo que, con
una mirada tan nuestra, dan cuenta de los conflictos humanos.
Totalmente recomendable. No se la pierdan.
María Buscaglia
Teatro Del Pueblo
Avda. Roque Saénz Peña 943
C.A.B.A.
Viernes 21 hs.
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