El viernes 16 de junio a las 21 hs. se estrena
(El 9 de junio se realizará una función PRE/ESTRENO)
Ficha Artística: Autor: Alejandro Tantanian; Intérpretes: Carlos Folias, Joaquín Gómez y Lupe Iñiguez; Dirección de Arte: Milton Moreira Muzio; Puesta en Escena y Dirección: Joaquín Gómez // Funciones: Viernes, 21 hs. // Teatro El Ópalo, Junín 380 // Entrada $200.- // + Info: https://www.facebook.com/Sumario-De-La-Muerte-De-Kleist-1138840822853133/
Sinopsis // Ya han pasado más de doscientos años desde que el poeta Heinrich Von Kleist y su compañera Henriette Vogel se dieran muerte a orillas del lago Wannsee. El suicidio más famoso en plena Alemania del siglo XIX que aún cautiva y perturba. Von Kleist escribe y protagoniza su propia muerte; para ello traza un meticuloso plan para ambos: en una hostería cercana al lago, escribirán cartas, beberán café y unas copas de ron, para luego acercase a la orilla y el fin. El poeta dispara directamente al corazón de Vogel y se salta la tapa de los sesos.
Respecto del texto, Alejandro Tantanian declara:
“Heinrich Von Kleist, después de abrir el pecho de Henriette Vogel con un tiro, introduce el arma en su boca y se salta la tapa de los sesos. El 21 de noviembre de 1811, antes de la muerte, bebieron media botella de ron, caminaron treinta y cinco minutos, midieron la prudente cantidad de pólvora para que los tiros no deformasen los rostros ni los cuerpos, escribieron y enviaron nueve cartas, se sirvieron dieciséis tazas de café y tiraron piedras (no podré especificar la cantidad exacta) a la superficie del lago. Todas estas exactitudes esconden una única obsesión: el deseo de una muerte propia. Deseo tan extraño como la voluntad de llevar una vida personal. Se muere de la muerte que forma parte de la enfermedad que se sufre. Se muere como viene la cosa. La idea de una muerte singular naufraga en la marea de los hombres. Pero la escritura permite imaginar una muerte que armonice con la vida. Y esa fue la obsesión de Kleist: un plan de muerte, una despedida acorde a la imaginada grandeza de su genio. Kleist no pudo trazar su camino durante los breves días sobre la tierra; decidió, entonces, abandonar el mundo sumergiéndose en una calibrada tragedia. Por vez primera, la literatura y la vida encontraban un punto de unión. La escritura de la propia muerte fue su gran obra. Quiso impresionar al mundo descerrajándose un tiro en la cabeza y matando a su compañera. A plena luz del día, entre salmos y café, entre ron y piedras arrojadas al lago, pone en acto la tragedia largamente ensayada. Kleist, aquella tarde de noviembre de 1811, une su sangre a su letra. Es el mejor actor de su propio texto. Obtiene la muerte que deseaba. Aquel deseo provoca, aún hoy, una inequívoca sensación de incomodidad. Heinrich Junín Von Kleist, después de disparar sobre el pecho entregado de Henriette Vogel y antes de pulsar el gatillo en la oscura cavidad de su boca, descubre la verdadera naturaleza de la existencia. Y la pronuncia. Pero nadie hay allí para escucharlo. Luego llega el forense y redacta el sumario”
Ficha Técnica: Vestuario: Milton Moreira Muzio; Escenografía: Milton Moreira Muzio; Puesta y Diseño de Luces: Horacio Novelle
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