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Tartufo. Moliere 1975
Por
Sandra Paul
Al comienzo de la obra, esta
adaptación del Tartufo de Moliere parece la versión original. Una escenografía
con paneles luminosos simulan las paredes de estilo de un palacete francés de
donde salen los personajes con coloridos ropajes, coreografías que recorren con
gracia todo el espacio y óptimas interpretaciones de gran comicidad. Sin
embargo, lo que parece, no es. En esta primera parte estamos, en realidad, ante
el ensayo general de la obra que será estrenada en un teatro de Córdoba del año
1975. De pronto la comedia se torna en drama con la irrupción en escena de una
joven que pide ayuda. De donde viene es lo que determina la actitud que tomarán
cada uno de los personajes.
Es entonces con esta aparición
que comienzan a caerse las máscaras y donde lo que la obra de Moliere nos
quería mostrar toma real dimensión. Él atacaba a los falsos devotos, hipócritas
que se vanagloriaban de tener una moral intachable. Esta versión es más
abarcativa ya que nos increpa a todos y especialmente a los artistas
supuestamente más sensibles. La vanidad, el egoísmo, la falta de empatía con
nuestro prójimo logra que, en mayor o menor medida, seamos todos impostores,
hipócritas, corruptos.
Qué placer ver obras como
esta que nos arrinconan haciéndonos ver lo que negamos, y más cuando está
escrita, interpretada y dirigida por enormes talentos como Merceditas Elordi en
la dramaturgia y en las actuaciones debo destacar a una María Laura León que
arranca sonrisas y hace tan querible su personaje, un David Señoran tan buen
impostor y sicópata, quien también dirige, una Belén Fernández Díaz cuya
ductilidad nos sigue deleitando. Y el resto del elenco Julia Azar, Agostina
Botta, Mauricio Mendez, Ariel Osiris que mantienen el mismo nivel
interpretativo.
Excelente propuesta que
recomiendo como una de las mejores obras del off que he visto en lo que va del
año.
ElKafka Espacio Teatral, Lambaré 866, los viernes a las 23.
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